Las personas somos seres sociales y tenemos una necesidad de pertenencia al grupo muy acentuada. Este aspecto es evolutivamente adaptativo, ya que en tiempos prehistóricos tener un grupo y vivir con él podía garantizar la supervivencia. Hoy, en la actualidad, tener amigos y caer bien nos produce satisfacción, o sentimientos de tener éxito social.
Pero querer gustar y caer bien a todos es una meta idealizada, poco realista que nos puede generar mucha ansiedad y equivocar el foco de nuestra autoestima poniéndolo en los demás, en lugar de en nosotros mismos.
Pero querer gustar y caer bien a todos es una meta idealizada, poco realista que nos puede generar mucha ansiedad y equivocar el foco de nuestra autoestima poniéndolo en los demás, en lugar de en nosotros mismos
Está claro que no se puede gustar a todo el mundo. Por mucho que se empeñen algunos por sentir que agradan a todos aquellos que conoce, esto puede no darse y, en verdad, no pasa nada. Las personas somos muy diferentes entre sí, en cuanto a gustos, valores, personalidad, estilos de apego, con lo cual no coincidimos con todo el mundo.
Por otra parte, en muchos momentos podemos sentir que caemos mal a alguien, aunque en la mayoría de casos esta sensación puede que tenga más que ver con nuestros pensamientos que con la realidad.
A veces solemos interpretar gestos o comentarios de los demás como negativos cuando realmente pueden no serlo: «Son habituales los pensamientos: ‘seguro que le caigo mal’, ‘lo ha dicho para molestarme’, ‘lo ha hecho a propósito’, etc., pero tendríamos que analizar el caso concreto y determinar si esos pensamientos tienen que ver con la realidad o con una interpretación nuestra».
Eso sí, podríamos ser realmente conscientes de que caemos mal a alguien si alguien nos lo dice directamente. muchas veces los gestos que percibimos pueden ser simplemente interpretaciones nuestras.
«Evidentemente, una persona no va a ser tan directa de decírnoslo si no quiere pasar tiempo con nosotros, por lo que se puede evidenciar si no busca nuestra compañía, no nos pregunta por nuestra vida, rechaza planes que proponemos, etc.» Aun así, tendremos que analizar si esos comportamientos se deben a alguna circunstancia personal que no hemos tenido en cuenta. Por ejemplo, puede ocurrir que la otra persona esté pasando un mal momento personal y no nos lo haya contado
No se puede caer bien a todos
No obstante, ¿qué necesidad tenemos de querer agradar a todo el mundo?
Necesitar caer bien a todo el mundo es una creencia errónea que habrá que trabajar para mejorar nuestra autoestima. Sobre todo, aparecen en dos etapas concretas de nuestra vida, como es en la infancia, donde el sentido de pertenencia a la familia es lo prioritario y, posteriormente, en la adolescencia con el grupo de iguales (amigos, compañeros de clase, etc.). Pero conforme vamos creciendo, aprendemos que esto no siempre puede ser así y que nuestro número de amigos y personas de confianza cada vez será más reducido».
Además, hay tres factores a tener en cuenta para que el hecho de caer bien o mal a alguien no sea lo que tengamos la mayor parte del tiempo en la mente:
Pulsa sobre el icono del WhatsApp o sobre el botón RESERVAR CITA